En este año 2019 se cumple el centenario del Palacio de Comunicaciones de Madrid, una joya de la arquitectura modernista, que se dedicó a albergar las instalaciones de Correos y Telégrafos de la capital de España. Recogemos aquí un artículo de Mª José Martínez sobre este magnífico edificio.

El Palacio de Comunicaciones de Madrid se levantó sobre unos terrenos incluidos en el espacio de El Buen Retiro, llamados “La Huerta de San Juan”. Estos terrenos fueron cedidos por el Ayuntamiento con el exclusivo fin de edificar sobre ellos el edificio que albergase al Correo y a las modernas comunicaciones telegráficas.

El arquitecto gallego Antonio Palacios Ramilo ganó el concurso previo y el edificio lo terminó en marzo de 1919. Madrid compartía con Europa un momento de gran euforia económica. La gente parecía querer emular aquel periodo feliz que había tenido lugar entre el final de guerra Franco Prusiana, hasta el comienzo de la primera Guerra Mundial, la llamada “Belle Epoque”. Las grandes naciones se habían repartido África, con el consiguiente aprovechamiento de sus materias primas, y la economía europea parecía consolidada.

 

Y sobre estas bases sociales de burguesía, negocios y riqueza apareció la Arquitectura. Esta fue fiel exponente del progreso. Los bancos y las compañías de seguros proliferaron y los lujosos edificios competían entre sí. Y entre ellos, el Palacio de Comunicaciones fue uno de los más impresionantes. Formado por tres cuerpos y ocupando un espacioso lateral de la plaza, fue concebido para que se le viese desde lejos llenando todo el espacio con su magnífica presencia.

En Nueva York y Chicago se realizaban edificios con grandes columnas adelantadas en sus grandes fachadas. En España había edificios con pequeños arcos y columnas que enmarcaban los huecos de las fachadas, y Palacios supo reunir todas estas tendencias en un estilo propio sin olvidar nuestros particulares detalles decorativos.

El reloj del Palacio iluminaría las noches como un faro orientativo. La fachada, de forma cóncava, acogería a los visitantes, y desde sus esquinas se alzan las torres, llevando nuestros ojos hasta la torre central, la que mediría el doble que las laterales, la que en principio iba a recibir los cables aéreos llegados de las distintas torretas de las comunicaciones, que luego pasaron a tener una entrada subterránea.

En realidad el edificio no es tan grande como aparenta, pero Palacios consiguió que fuese un edificio emblemático. Éste fue ocupado por Correos en el mismo año de su terminación, y por los telegrafistas en el año 1922. En marzo de ese mismo año, S.M. el rey Alfonso XIII hizo la segunda inauguración oficial, acudiendo con su esposa y con todo su séquito a poner en marcha, de manera simbólica, todos los aparatos de la Sala.

Hoy es sede del Ayuntamiento de Madrid.