Los Amigos del Telégrafo viajaron a tierras de Valladolid el pasado septiembre 2018. Publicamos una reseña de Martín Prieto sobre interesante viaje. Algunas imágenes de este acontecimiento pueden visulizarse en el siguiente enlace: VIAJE POR TIERRAS DE VALLADOLID.
Allá en lo alto del monte, cansado de navegar por las riberas del Duero y el Duratón, pero engallado frente a los moros, un barco de piedra, vestido de almenas y torre del homenaje, quedó anclado desde el siglo X para asombro y orgullo de los castellanos.
En aquel tiempo el Rey Sancho Garcés contemplando el insólito castillo medieval dijo que “desde hoy en adelante ésta será la Peña más Fiel de Castilla”. Y quien iba a decirle que, con el paso del tiempo, en la bodega de la pétrea nave iba a alojarse el Museo Provincial del Vino, celoso guardián de los vinos de la ribera, de su historia y su cultura.
Por la pendiente del cerro, llegamos a la Plaza del Coso, singular espacio rodeado por viviendas que forman artísticas tribunas de madera con Derecho de Vistas o Servidumbre de Balcón en las fiestas patronales y corridas de toros. Un poco más abajo, por la calle Calvario, nos topamos con una grandiosa obra gótico-mudéjar, la iglesia y convento de San Pablo, antiguo Alcázar de Alfonso X el Sabio. Capilla funeraria de los Manuel, tumba del infante poeta D. Juan Manuel, nieto de San Fernando, señor de Peñafiel y autor de la obra El Conde Lucanor.
De aquí, por la Ribera del Duero, a Medina del Campo. Archivo de la historia; museo del arte; retablo del espíritu; villa de las ferias y del Testamento, son nombres que dicen bien de esta ciudad que se remonta a la Edad del Hierro, en el Cerro de la Mota.
Antes, mercado de ganados, hoy Plaza Mayor de la Hispanidad sobre la que se proyecta el Balcón del Pópulo desde donde se oficiaba la Santa Misa los días de mercado. En un ángulo, monumento que recuerda que en este lugar se prefiguró la letra de cambio. En otro, el Palacio Real y Testamentario. Y en el centro, sobre un blanco y elegante pedestal, el busto de la Reina Católica que murió aquí, en 1504, pero descansa en la Capilla Real de Granada.
La que descansa ahora allá en Granada
La que a España sirvió y tanto quiso
Aquella Reina gentil y soberana
Que católica por todos es nombrada
De Medina marchose al Paraíso.
La Fundación Museo de las Ferias, nos introdujo en el legado que dejaron aquellos comerciantes y banqueros en las” ferias de pagos” medinenses. El Archivo Simón Ruiz, en el antiguo Hospital General del mismo nombre, alberga una interesante colección de obras artísticas y documentales que nos ponen en relación con célebres personajes de la época de Felipe II.
Al día siguiente, Ureña, histórico y bello pueblo asentado en una loma completamente amurallada con las artísticas puertas de la Villa y del Azogue. Pero no fuimos a ver piedras sino otros espacios dedicados a la música y al libro. La Fundación Joaquín Díaz encierra entre las paredes de una casona nobiliaria del siglo XVIII, un sinfín de instrumentos nacionales y del mundo. Pliegos y Aleluyas, fonógrafos, grabados de trajes, todo un museo etnográfico, legado por la tradición. Y para remate, una colección de campanas de los siglos XVIII-XIX que nos dejaron tocar, pero bajito.
En medio de Tierra de Campos, junto al río Sequillo, surge la ciudad de Medina de Rioseco, la ciudad de los Almirantes, así llamada porque en abril de 1492, Alonso Enríquez la constituyó en Almirantazgo del Reino de Castilla. Tiene valiosísimos monumentos medievales y celebra una formidable Semana Santa que pudimos contemplar, fuera de su tiempo, sin tambores ni capirotes, a través de la magnífica colección de “pasos” procesionales instalados en la Iglesia de Santa Cruz, que reconstruida recientemente vuelve a presentar la grandiosidad herreriana del siglo XVI.
Bajando por la calle porticada Lázaro Alonso y entre casas viejas de adobe y pastelerías con “pelusas”, llegamos a la dársena del Canal de Campos, sueño hidráulico que pensaba comunicar los trigales castellanos con los puertos del norte. La gran fábrica de harinas y el agua remansada del Canal de Castilla son vestigios de aquella ambiciosa aventura.
La tarde concluye con la visita a Tordesillas, la Villa del Tratado como se la conoce por la firma con Portugal de los límites de las tierras de ultramar en 1494. En las Casas del Tratado, dos palacios del siglo XV, en uno se encuentra el Museo del Tratado y en el otro una exposición de maquetas “Grandes Miniaturas”. Sin detenernos en la Iglesia Museo de San Antolín nos dirigimos a la Plaza Mayor, típica plaza cuadrada porticada del siglo XVI, allí nos esperaban Francisco Collado y su mujer, amigos del telégrafo, para enseñarnos un increíble museo de encajes, bordados, diseños y una completa biblioteca textil que pretende conservar una antiquísima tradición que se remonta a los tiempos de la Reina Juana I, siglos XV-XVI.
Hoy, además, dirigen el Centro Didáctico y de Estudios del Encaje de Castilla. Nuestra enhorabuena a este compañero.
El paciente Duero que recorre esta provincia vistiendo y perfumando el sobrio paisaje de tierra de campos y de vinos, quiere presentarnos a su hijo predilecto, el Pisuerga, antes de marchar. Valladolid, fundada en el siglo XI por el Conde Ansúrez, cuna de Felipe II, y en ella, cansado de cruzar mares y océanos llegó al puerto de la eternidad la barquilla de Cristóbal Colón, cuando la brújula marítima de su vida señalaba el año 1506.
En la Iglesia de San Pablo, comenzó nuestra visita frente a la hermosísima fachada-retablo de estilo plateresco-isabelino con elementos mudéjares, atribuida a Simón de Colonia. Aquí fue bautizado Felipe II y cuenta la historia que fue sacado por una ventana del Palacio de Pimentel para ser bautizado en San Pablo, pues de haber salido por la puerta del palacio tendrían que haberlo bautizado en la Iglesia cercana de San Martín.
Ya que he mencionado el Palacio de Pimentel destaco de él su famosa ventana esquinada plateresca y la historia de la ciudad en los azulejos del zaguán.
Al ladito, otra bellísima fachada-retablo, gótico-isabelino, esta vez atribuida a Gil de Siloé. Se trata del Colegio San Gregorio que hoy acoge el Museo Nacional de Escultura que, dicho sea de paso, nos dejó sorprendidos.
Y poco más, derechitos a la Plaza Mayor, totalmente porticada. Antiguamente, Plaza del Mercado, hoy centro económico, político y cultural de la ciudad en donde se alza el monumento al Conde Ansúrez.
Por último, amena comida de alto contenido asociativo. Se impusieron KDOs a Dolores González, Cónsul Beneitez (no pudo asistir) y a Máximo Durán, nuevo delegado de la Asociación en Valladolid que se ha ofrecido sin reservas a conciliar esta tarea con su labor de excelente médico de la ciudad. También se impusieron sendas insignias de Telégrafos a Eladia Ramírez y a Pilar Utrilla.
Fin del viaje, la Plaza de España en Madrid nos esperaba.
Todo esto sucedió en los días 26-28 de septiembre de 2018