VISITA TURISTICA Y ENCUENTRO DE HERMANDAD EN CORDOBA

 

 

 

Reseña de la visita a Córdoba como consecuencia de la presentación de la Asociación de Amigos del Telégrafo en la bellísima ciudad Califal y del homenaje rendido a los compañeros José María Pulido y Genaro Bueno en representación de todos los compañeros Cordobeses.

Como viene siendo norma de la Asociación de Amigos del Telégrafo, el compromiso de visitar toda la geografía española para dar a conocer a la Asociación y de paso rendir homenaje a los compañeros de cada zona por medio de algún representante, en esta ocasión nos desplazamos a la bella ciudad de Córdoba, ciudad de embrujo que encandila al visitante.

 

Los que fuimos desde Madrid utilizamos el A.V.E. algunos se quedaron a disfrutar Córdoba durante algunos días y otros nos volvimos por la noche, haciendo un cómodo viaje de ida y vuelta.

 

Nos estaban esperando en la Estación y desde ahí nos desplazamos directamente hasta la Iglesia Catedral, antigua Mezquita de Córdoba, donde nos juntamos con otros compañeros para iniciar la visita guiada, visita dirigida por nuestro compañero, hoy excedente, Joaquín Centeno Yáñez, Doctor en Filosofía y Letras (Geografía e Historia) y componente del grupo de investigación HISALEM. Que nos hizo verdaderamente grata la visita como consecuencia de sus grandes conocimientos tanto en el terreno del Arte como de la Historia que rodea dicho recinto maravilloso.

 

La mezquita de Córdoba, es el primer monumento de todo Occidente islámico y uno de los más asombrosos del mundo.

 

Este templo resume en su historia arqueológica, la más variada evolución arquitectónica y estilística: desde el estilo hispanomusulmán en la época de su mayor apogeo, hasta los estilos predominantes en los siglos XVI y XVII: arquerías y bóvedas hispanoflamencas, cúpulas renacentistas, protobarroco, etc. etc.

 

El edificio actual es una consecuencia de una mezquita inicial levantada por Abderramán I, sobre y con los materiales de la basílica cristiana de San Vicente, que sería ampliada posteriormente por Abderramán II, Alhakén y Almanzor. En el siglo XVI fue cuando se llevó a cabo la construcción del crucero de la Catedral sobre parte de las ampliaciones de AbderramánII y Almanzor.

 

El antiguo alminar se conserva en el interior de la actual torre. El primitivo alminar fue levantado por Abderramán III , iniciándose la construcción de la actual torre en el siglo XVI, para finalizar en el siglo siguiente.

 

 

 

Edificio Principal: Abderramán I (756-788) comenzó la construcción de la primera mezquita sobre la basílica cristiana de San Vicente y aprovechando gran parte de sus materiales, tardando en su construcción siete años. Consta de once naves con reminiscencia por los materiales empleados de la vieja cultura helenística.

 

Es de destacar la variedad de las columnas y de los capiteles, digno muestrario de todos los estilos grecorromanos, egipcios y visigodos… Sobre las columnas se levantó una pilastra hasta lograr una altura apetecida, surgiendo así la arquería superpuesta con dovelas de piedra y ladrillo. En la nave occidental se encuentran alojadas capillas entre las que destaca la dedicada a la Purísima Concepción, del siglo XVII.

 

En la época de Abderramán II (821-852), vive la ciudad de Córdoba un periodo de paz y prosperidad, lo que propició la ampliación de la primitiva mezquita hacia el sur, hasta un total de siete tramos.

 

Alhakén II (961-976), amplió la mezquita con doce tramos más. En este espacio destaca la cúpula de la antigua capilla de Villaviciosa, así como el mihrab que está precedido de un rico mosaico bizantino, que entre otros elementos decorativos contiene inscripciones con loor al califa, que data del 965.

 

La posterior y última ampliación se debe a Almanzor, siendo ésta la más extensa, quizás como símbolo gestual político y de poder.

 

Crucero de la Catedral. La obra se inició en 1523 por mandato del obispo don Alonso Manrique, quien tuvo que vencer cierta resistencia. Forma un conjunto en que se desarrollan todos los estilos de los siglos XVI y XVII: arquerías y bóvedas hispanoflamencas, cúpula renacentista, bóveda del coro y altar mayor protobarroco. Se concluyó a comienzos del siglo XVII.

La sillería del coro, en madera de caoba, fue realizada por el escultor sevillano Pedro Duque Cornejo, en el siglo XVIII. Las pinturas del altar son de Antonio Palomino.

 

El tesoro de la Catedral es muy rico y variado, muestra piezas de los siglos XV al XX. La obra más espectacular y grandiosa es la custodia procesional para el día del Corpus.

 

El profesor Sánchez Cantón ha dicho de ella que es tal vez, la más hermosa custodia de España. Se le hicieron restauraciones o ampliaciones en 1616, 1735, 1784 y 1967.

 

Finalmente cabe detenerse ante las cruces procesionales, una de ellas atribuida a Enrique de Arfe, y ante el magnífico Cristo crucificado de marfil, esplendida obra del barroco español.

 

Después de realizada la visita a la Mezquita, todos marchamos, paraguas en ristre, pues para suerte de los Cordobeses, tuvimos una jornada lluviosa, partimos andando, para pasear por las calles típicas de Córdoba, conocimos la del “pañuelo” que dicen que es la más estrecha del mundo, para seguir por la calle de las flores, atiborrada de gente, Plaza de las Tendillas y terminar en el magnífico edificio que alberga el Circulo de la Amistad, lugar donde los compañeros de Córdoba decidieron realizar la comida de Hermandad y el Homenaje a los compañeros Pulido y Bueno en nombre de todos los Cordobeses.

 

Se hizo una presentación de la Asociación ante todos los comensales y terminamos visitando, en el mismo edificio, la exposición: Miradas en Sepia, de Julio Romero de Torres.

 

Esta muestra da a conocer al gran público obras emblemáticas de Julio Romero, pertenecientes a colecciones privadas y que en gran parte se exhiben por primera vez. La exposición se presenta contextualizada con documentos, galardones, fotografías, libros y noticias de prensa alusivas a exposiciones en que participó, las distinciones recibidas y los personajes representados, con el objetivo de acercar al espectador el mundo de este genio.

Descubrimos un Julio Romero convertido en cronista plástico de su época.

Terminamos la visita como es preceptivo, con el Cristo de los Faroles, impresionante Cristo que data de 1794 y cuyo autor es Juan Navarro León.

 

Desde ahí nos dirigimos a la estupenda estación para volver, un poco tristes y también alegres por haber encontrado a compañeros que esperamos volver a verles en próximos eventos organizados por la Asociación en las diversas ciudades de este fabuloso país llamado España.

 

Maravillosa jornada, estupenda compañía y gran ciudad esta que une, arte, arquitectura, historia y carácter de un legado histórico forjado por culturas entrelazadas, donde se alza la impresionante Mezquita y a sus pies, enclavados en plena Judería, su silenciosa Sinagoga. Mientras saluda a lo lejos la dorada Medina Azahara....