Emilio Novoa de la Vega nació el 17 de enero de 1852 en el Barco de Valdeorras (Orense), hijo de Manuel Novoa Cubeiro y de Antonia de la Vega Diéguez. Sus padres y abuelos paternos eran propietarios de tierras de vides en el pueblo de Pungín (Punxín en gallego), en la zona de Carballino, productora de los afamados Ribeiros gallegos.
Su abuelo materno, Manuel de la Vega Alonso, poseía una magnífica biblioteca, entre cuyos libros se encontraba una primera edición de “El Quijote”. Esas lecturas despertaron la afición de Emilio por los clásicos y la Filosofía, y le llevaron a dominar perfectamente el latín. Como el mayor de los hermanos, participó en la educación de los pequeños tras la prematura muerte de su padre. Todos dominaron algún instrumento musical; unos, la guitarra; otros, como Emilio, la flauta.
Cuando las letras parecían ser su futuro, vio siendo joven una sala de equipos de Telegrafía. Quedó tan impresionado por lo que había visto que decidió cambiar las Letras por las Ciencias.
Tras estudiar el Bachillerato en Ponferrada, aprobó con 17 años los exámenes de ingreso en el Cuerpo de Telégrafos, haciéndolo el 7 de octubre de 1869. Nombrado telegrafista el 2 de junio de 1871, su primer destino fue Barcelona. Interinamente fue destinado a Figueras, mientras duraron las elecciones a Cortes del 3 al 6 de abril de 1872. Después fue destinado a Lugo y posteriormente, en 1874, se hizo cargo de la estación de Los Nogales, en Lugo.
En Los Nogales trabó amistad con el médico de la zona, Gaspar González Gómez, con cuya hija Amalia González de Balboa se casó en el cercano pueblo de Doncos, el 13 de noviembre de 1880. El matrimonio tuvo 4 hijos: Ramón, Regina, José y Emilio.
Ramón, el hijo mayor, ingresó en la Academia Militar de Infantería de Toledo. Fue autor de numerosos inventos, por los que fue felicitado y condecorado. Entre ellos un “Explosor eléctrico sin hilos”, un sistema de navegación automática para aviones (para la estabilidad horizontal y vertical y el gobierno automático del mismo) y un largo etc. Tras hacer el Curso de Estado Mayor y siendo Capitán, falleció debido a una gripe a los 38 años.
Emilio, el pequeño, formaría años después parte de la primera promoción de Ingenieros de Telecomunicación.
Emilio Novoa de la Vega tuvo en su destino ciertos problemas con el alcalde del pueblo. Por un acuerdo entre el Ayuntamiento de Los Nogales y el Cuerpo de Telégrafos, el Municipio pagaba el alquiler de la Casa-Estación de Telégrafos. El alcalde quería anular ese acuerdo antes de que terminara el plazo, pero se encontró con la oposición de Emilio Novoa, que poco después, en 1875 y tras una gestión del alcalde con el gobernador civil, fue destinado forzoso a Santander.
En 1876 consiguió volver a su Galicia natal. Destinado a Vigo, volvió de nuevo a Los Nogales en 1877 y fue nombrado Jefe de Estación el 30 de agosto de 1893. Después pasó por diferentes destinos hasta ser Jefe de Reparaciones en La Coruña el 9 de marzo de 1894.
El 4 de julio de 1898 fue nombrado Subdirector de 2ª y el 17 de agosto de 1904, Subdirector de 1ª, alternándose entre Orense, Lugo y La Coruña.
En La Coruña presentó una memoria de un invento suyo, consistente en un aparato para la renovación de los conductores telegráficos sin tener que interrumpir el servicio ni producir cruces. En su expediente quedó constancia como mérito del invento. El aparato fue ensayado con éxito en las reparaciones efectuadas en octubre de 1911 en las líneas de la provincia de Toledo y se emitió informe favorable de sus pruebas. También colaboró con artículos de divulgación en las revistas científicas de la época.
Su carrera profesional continuó con los ascensos a Director de 2ª el 25 de diciembre de 1906 y a Director de 1ª el 16 de febrero de 1909. El 19 de enero de 1910 fue nombrado Jefe de Centro, alternándose entre Orense y La Coruña. Fue nombrado Inspector del Cuerpo el 26 de mayo de 1914. Finalmente, el 21 de agosto de 1915 fue nombrado Interventor del Servicio Público en el Ministerio de la Gobernación. Fue el primer funcionario de Telégrafos que desempeñó tan importante cargo. No duró mucho en él, pues sufrió toda clase de presiones de tipo político que él, hombre de intachable honradez, no estuvo dispuesto a tolerar. Pidió su jubilación anticipada el 16 de junio de 1916. Le fue concedida pocos días después, el 24 de junio, con honores de Jefe Superior de Administración Civil. Se retiró a Doncos. Allí compró una casa que pertenecía a la Casa de Alba, en la que residió hasta su fallecimiento, el 23 de enero de 1923, una semana después de cumplir 71 años.
Con motivo de su muerte, la Revista El Telégrafo Español publicó una semblanza con una breve biografía suya en el nº doble 67-68 de febrero de 1923. Otras revistas le recordaron con motivo de celebraciones varias de Telégrafos, como la “Revista de Telecomunicación” de julio de 1951 o en “España Telegráfica” en enero y en abril de 1955.
WM/JJ.